martes, 2 de abril de 2013

EJERCICIO: INDISPENSABLE PARA LA SALUD DE UN PERRO (Parte II)


Colaboración del Club de Canófilos Dominicano


CACHORRO:
Desde el nacimiento, hasta los siete-ocho meses, en las razas medianas. En esta edad hay que dejar al perro tranquilo, limitarse a jugar con él, pasear y, si se tercia, dejarle que se acostumbre al agua, si quiere nadar, mejor, pero que haga lo que quiera. Durante esta época hay que acostumbrarlo a ir correctamente con la correa, a entregar objetos, palos, pelotas, etc. Es poner la base para poder trabajar más a gusto con él cuando su edad lo permita.



No debe importarnos cansarlo, por ejemplo, con un paseo demasiado largo; no es malo que se canse mucho, lo malo es que acumule fatigas de sucesivas sesiones, sin intervalos apropiados de recuperación. Es decir, después de un día fatigoso lo más importante es que se relaje durante un día, dos, los que sean necesarios hasta que esté completamente recuperado, la recuperación es lo importante. ¡Ah! Y que coma bien.
PERRO JOVEN (PUBERTAD):

Bajo el punto de vista del mañana, es la época en la cual se crean las bases de su futura constitución (de la parte mejorable por el ejercicio). A partir de los siete-ocho meses, refiriéndonos siempre a perros de talla media, se puede empezar a aumentar gradualmente la duración del ejercicio y subiendo la intensidad del mismo.

Casi todos los sistemas fisiológicos mejoran hasta que alcanzan su madurez en el perro adulto. Después de esto las facultades se estabilizan hasta comenzar a declinar con el envejecimiento.





PERRO ADULTO:
A recoger los frutos. El perro entra en la plenitud y no hay limites razonables que le impidan trabajar a pleno rendimiento. Es, además, la época en que, aparte rendimientos, se observa mayor plétora física y mejor aspecto. La estructura ósea, el sistema cardiovascular y la producción hormonal están consolidados.






VEJEZ EN EL PERRO:

En este momento tenemos que demostrar el agradecimiento que nos merece nuestro animal. Una gran parte del declive de la resistencia se puede asociar con las reducciones de la circulación central y periférica. Estudios serios hechos con atletas viejos y con personas de su misma edad sedentarias indican que la reducción del VO2 no es una función estrictamente de la edad. Los deportistas que siguen entrenando tienen una reducción insignificante de VO2 a medida que envejecen. No es ningún atrevimiento pensar que estas experiencias se pueden aplicar a los perros.

Las pérdidas de fuerza asociadas con la edad son principalmente una consecuencia de la pérdida de masa muscular, esto es fácil de observar incluso a nivel visual. Se debe a la disminución de la capacidad de sintetizar las proteínas y a la pérdida de unidades motoras de contracción rápida. El envejecimiento parece ralentizar la capacidad del sistema nervioso para detectar estímulos, procesar la información y producir una respuesta.

El entrenamiento no puede detener el envejecimiento biológico, pero puede detener el bajón sobre el rendimiento y mantener un buen aspecto físico.

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